El bruxismo es una enfermedad muy extendida en la sociedad moderna.
Esta
enfermedad se manifiesta en diferentes intensidades, pero siempre se
caracteriza por ser un acto involuntario e inconsciente que genera una
gran tensión, principalmente, en los músculos de la mandíbula.
Esta
tensión puede traer diferentes consecuencias: dolor de cabeza, dolor e
hipersensibilidad de muelas y dientes, incorrecto funcionamiento y
apertura incompleta de la mandíbula, gran tensión y opresión en los
músculos de la garganta y cuello y otros.
El bruxismo se
manifiesta en su expresión máxima generalmente por la noche, durante el
sueño, aunque también puede presentarse en diferentes momentos del día,
por lo general ante situaciones de stress y tensión emocional.
En
mi caso particular, según los registros de mi memoria, el bruxismo se
ha presentado desde mi juventud temprana, manifestándose durante el día
como el mal hábito de “comerme” las uñas y masticar chicle, lo cual
generaba una tensión e incomodidad constante en mis maxilares que ya era
“normal” para mí.
Una vez, durante mi visita común y corriente
al odontólogo, él me informó que mis dientes estaban sufriendo un
desgaste acelerado (algunas de mis últimas muelas incluso ya habían
perdido sus “puntas” y se habían partido). Se trataba de una enfermedad
“crónica” que, según él, no tenía cura. Lo único que se podía hacer era
usar una férula dental de descarga. Fue allí cuando comencé a
interiorizarme en este tema y a tomar conciencia de que dichas tensiones
no eran normales como yo pensaba.
Con todo, me costó creer que
no pudiera controlar mis músculos a voluntad y entonces me propuse
deshacerme de esta enfermedad por mis propios medios, sin utilizar la
férula. Primero erradiqué el hábito de masticar chicle y “comerme” las
uñas, lo cual representó un gran alivio para toda la zona de mis
maxilares. Luego comencé a practicar hatha yoga para aprender a relajar
mi cuerpo y mente.
Creí que con eso sería suficiente y que así se irían automáticamente mis tensiones. Estaba equivocada...
Transcurrieron
algunos años con esta práctica pero las tensiones no se iban. Así que
tuve que volver al odontólogo y comentarle sobre mis problemas. Él
volvió a explicarme la gravedad de esta enfermedad y ahí comprendí que
era realmente difícil dominarla. Por eso, finalmente, decidí comenzar a
utilizar la férula.
Dicha férula es una placa de silicona que los
odontólogos hacen a medida de cada paciente y que no es muy cara
(además, dura unos cuantos meses hasta que se rompe por la misma presión
de los dientes). Esta placa puede usarse por las noches y ayuda a
controlar el gran desgaste de los dientes que se produce al bruxar. En
mi caso, desde que empecé a usar esta placa blanda y resistente que
suaviza la presión, el desgaste se ha vuelto normal.
Aparte de
usar esta placa, es bueno realizar algunos masajes (suaves) en los
músculos de la mandíbula y de la cara en general antes de dormir y
también de vez en cuando durante el día. También se pueden masajear las
encías, las sienes y el cuello.
Estos videos con ejercicios del
método Feldenkrais me han resultado de gran ayuda:
También aprendí que
al tomar la posición para dormir, uno puede observar su mandíbula y
relajarla, así como toda la cara y el cuerpo entero. De esta manera
podemos entrar en un sueño más profundo y sin tensiones. Para una mejor
relajación, también se puede usar algunos asanas (posturas) de
relajación, por ejemplo, shavasana (ver http://ecopsicologia-es.swami-center.org/asanas-de-relajacion.shtml).
Aparte
de esto, es importante tratar de aquietar la mente, lo que también se
puede hacer con la ayuda de dichos asanas y diferentes ejercicios
espirituales
(http://ecopsicologia-es.swami-center.org/metodos-fundamentales.shtml).
Según
mi odontólogo, el bruxismo consiste en una "liberación de energía y
tensiones", por eso creo que es importante realizar de vez en cuando o
sistemáticamente alguna actividad física para liberarlas, por lo menos, a
mí esto me ha ayudado mucho.
Otro método fundamental que
descubrí para tratar esta y cualquier otra enfermedad fue el trabajo con
mis defectos éticos. (Pueden encontrar más detalles en http://ecopsicologia-es.swami-center.org/autocorreccion-etica.shtml).
Pues estos defectos son los que provocan a menudo los estados
emocionales negativos, tales como celos, enojo, la sensación de ser
ofendido, etc. He notando que cada vez que entro en alguno de estos
estados, los músculos de mi garganta se tensionan y se “cierran” (según
percibí, son los mismos músculos que se tensan al presionar las
mandíbulas una contra otra). Es por eso, entre otras razones, que es
esencial ir eliminando los defectos éticos (o imperfecciones) y los
estados emocionales resultantes de éstos, cultivando a la vez las
cualidades y los estados positivos, tales como amor, compasión, alegría,
tranquilidad, etc., las cuales nos permiten vivir mucho mejor.
Además,
se puede realizar un “lavado” energético de la zona afectada (de la
mandíbula entera y la parte alta del cuello). Yo lo hago usando una
serie de ejercicios psicofísicos y pranayamas elaborados por la Escuela
científico-espiritual del Dr. Vladimir Antonov.
http://ecopsicologia-es.swami-center.org/ejercicios-psicofisicos.shtml.
Suelo
practicar estos ejercicios todas las mañanas al levantarme (así se
logra un mejor efecto), y esto me ayudó realmente a “disolver” las
tensiones y energías negativas no sólo en las mandíbulas y en la zona
del cuello, sino en todo el organismo.
En conclusión, quiero
destacar que en el caso del bruxismo, así como en el caso de cualquier
enfermedad, es necesario no sólo tratar de suavizar los síntomas, sino
también de encontrar las causas profundas de la enfermedad, revisando y
analizando, entre otras cosas, nuestro estilo de vida para cambiarlo
luego.
¡Ojalá que toda esta información les sea de ayuda!
Muchas gracias, me ha resultado de gran ayuda leer lo que has escrito. Algunas cosas ya las hago, otras las pondré en práctica, un abrazo!
ResponderEliminarMuchas gracias por compartir tu experiencia. Me sirve mucho!
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