domingo, 1 de septiembre de 2013

El Arrepentimiento

El deseo de liberarse de los propios defectos éticos (imperfecciones, cualidades negativas del alma) y del sufrimiento que éstos causan a uno mismo y a los demás es uno de los motores principales en la búsqueda espiritual de muchas personas. Pero, ¿es posible liberarse de los defectos éticos? ¿Existe algún método concreto para lograrlo? La respuesta es sí y sí. En esta serie de posts compartiremos citas de diversos escritos en los que algunos Maestros Divinos explican el método fundamental para liberarse de los defectos éticos: el arrepentimiento. Al principio de cada cita se encuentra la referencia de la fuente y sugerimos fuertemente a los lectores que se dirijan a ellas para profundizar en este conocimiento.
¡Buena suerte con el trabajo!


(...)Pero los principiantes en la religión (para quienes Dios todavía no es una Realidad Viva, sino una abstracción), naturalmente, pueden preguntar: ¿y cómo debemos arrepentirnos?
“Por ejemplo, existe la opinión de que uno debe arrepentirse únicamente delante de un sacerdote y que sólo por medio de él se obtiene la «absolución de los pecados».
“Sin embargo, la verdad consiste en que no sucede ninguna «absolución de los pecados». Es un enfoque completamente equivocado para abordar este problema. El problema del arrepentimiento debe ser analizado más en serio, es decir, en los términos de cómo liberarse de los defectos y no de cómo pedir perdón. Por consiguiente, el mecanismo de arrepentimiento debe ser diferente. El rito de la iglesia anteriormente mencionado sirve sólo para los niños, para los principiantes en la religión o para los adultos poco inteligentes.
(…)
Justamente el arrepentimiento, que surge después de un autoanálisis intelectual, es el purificador principal del alma.
(…)
Primero, es necesario encontrar las respuestas a las preguntas fundamentales de la filosofía religiosa, tales como qué es Dios, qué es la Evolución y en qué consiste el significado de nuestras vidas y el de todos los otros seres encarnados. De aquí nos quedará absolutamente claro por qué debemos trabajar sobre nosotros mismos, qué ideal debemos tratar de alcanzar, qué cualidades cultivar en nosotros y de cuáles deshacernos, qué es un verdadero defecto y qué es sólo considerado como tal por las personas, pero no por Dios. Para este propósito, es bueno empezar a estudiar las palabras de Jesús Mismo y aprender a distinguirlas de aquello que la gente ha inventado con relación al cristianismo.
(…)
“Y una cosa más: si alguien piensa que es bueno tal como es y que no hay por qué cambiar, entonces esta persona se encuentra tan lejos del trabajo espiritual que no tiene ni la más mínima idea sobre este trabajo.
“Ahora hablemos del autoanálisis. Lo que las personas llaman pecados no es lo principal. Los pecados no son nada más que las manifestaciones de nuestros defectos (o imperfecciones, rasgos defectuosos del carácter, cualidades negativas del alma, etc.). Los pecados ayudan a reconocer los defectos, pero es contra los defectos que debemos luchar, y no contra los pecados. Y éste no es trabajo de un día; por el contrario, para transformar el alma, limpiándola de las malas cualidades e implantando las buenas, se requieren años de arduos esfuerzos.
“Para discernir mejor uno u otro defecto dentro de uno mismo, es conveniente recordar todas sus manifestaciones ocurridas en el pasado, es decir, todos los pecados que fueron cometidos desde la niñez debido a este defecto. Cuando tal trabajo esté cumplido es posible que Dios nos conceda la oportunidad de mirar las encarnaciones anteriores para encontrar las raíces de los defectos allí.
“El proceso de descubrir los defectos y recordar los pecados específicos debe acompañarse con el arrepentimiento emocional sincero.
“Sin embargo, si durante este proceso usted sufre debido a la autocompasión a causa del castigo futuro, usted está en el camino equivocado.
“No debe sentir compasión por usted, sino por sus víctimas, todos aquellos a quienes hizo sufrir física o emocionalmente. Y luego es necesario revivir mentalmente cada situación en la cual se cometieron errores, pero esta vez actuar allí de una manera correcta.
“Si es posible enmendar el error de alguna manera —por lo menos, parcialmente— es indispensable hacerlo. Si alguien pide perdón a Dios, pero ignora una posibilidad real de enmendar su error, no debe esperar resultado positivo, ya que tal arrepentimiento no puede ser considerado sincero.
“Nada puede sustituir al arrepentimiento. Esperar que uno pueda liberarse de los defectos a través de la meditación o diversas técnicas «catárticas» es un error.
(…)
“El primer e indispensable método para salvarse del infierno futuro es el arrepentimiento que consiste en la búsqueda de los propios defectos (imperfecciones, cualidades negativas, etc.) que provocan errores éticos (o pecados) y en el remordimiento sincero, cuya base es la empatía con las víctimas de estos errores.
El propósito del arrepentimiento no es conseguir perdón, sino liberarse de los defectos.
“La segunda cosa que un practicante debe hacer al comienzo de su trabajo espiritual es refinar la conciencia. Este proceso empieza con la regulación de la propia esfera emocional a través de refrenar las emociones groseras negativas y fomentar las sutiles positivas, acostumbrándose de esta manera a los estados de la conciencia paradisíacos en lugar de los infernales."

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