domingo, 8 de septiembre de 2013

El Arrepentimiento en el Evangelio del Apóstol Felipe

El Evangelio del Apóstol Felipe es uno de las obras escritas por los discípulos de Jesús que no fueron incluidas en el Nuevo Testamento. Sin embargo, en su Evangelio, el Apóstol Felipe aborda los temas más importantes para la evolución de un alma humana desde la perspectiva del conocimiento espiritual más alto. De hecho, en esa encarnación Felipe obtuvo la Divinidad (se unió completamente con Dios Padre, la Conciencia Primordial) y ahora continúa Su trabajo como un Maestro Divino no encarnado. Compartimos las citas de Su Evangelio referentes al arrepentimiento, siguiendo el tema del post anterior. Al final de las mismas se encuentran los comentarios de Vladimir Antonov, quien ha realizado una traducción competente del Evangelio, que se puede encontrar aquí.
Uno de los sitios de poder del Apóstol Felipe en Rusia.

"… Mientras las vísceras del hombre estén ocultas, el cuerpo está vivo. Pero si las vísceras se abren y se caen afuera, el cuerpo se muere.

Es lo mismo con un árbol: mientras sus raíces estén ocultas, el árbol florece y crece, pero si sus raíces se abren, el árbol se seca.

Es lo mismo con cualquier fenómeno en el mundo, no sólo en el material, sino también en el oculto. Así, mientras la raíz del mal esté oculta, éste crece y está fuerte. Cuando éste se haya conocido, empezará a abrirse. Pero si uno descubre su raíz, perece.

¡Por eso, el Logos dice: «El hacha ya está cerca de las raíces de los árboles! Si ésta no corta hasta el fin, lo que fue cortado se cubrirá de nuevo. Pero hay que hincar el hacha suficientemente profundo para desarraigar las raíces».

Jesús destruyó esas raíces en el lugar donde trabajaba. Y también lo hizo parcialmente en otros lugares.

¡En cuanto a todos nosotros, que cada uno penetre en las raíces del mal, que están en él, y que lo desarraigue desde sus raíces del alma!

Pero el mal podrá ser desarraigado siempre y cuando lo conozcamos. Si estamos en la ignorancia del mal, éste continuará cultivando sus raíces en nosotros, multiplicándose… Y cuando se apodere de nosotros por completo, nos volveremos sus esclavos. ¡El mal nos esclavizará cada vez más y más, obligándonos a hacer lo que no queremos hacer y a no hacer lo que queremos(…)! ¡Es muy poderoso hasta que no sepamos acerca de él en nosotros!

Mientras el mal existe, actúa. La ignorancia sobre éste es la base de lo malo en nosotros. La ignorancia nos lleva a la muerte. ¡Y aquellos que no han salido todavía de la ignorancia, no han existido como (verdaderas) personas, no existen y no existirán!

En cambio, aquellos que permanecen en el conocimiento verdadero se llenan de la Perfección a medida que la Verdad se revela ante ellos.

Pues la Verdad, así como la ignorancia, estando oculta, descansa en sí misma, pero cuando se revela y se conoce, florece, siendo alabada.

¡Cuánto la verdad es más poderosa que la ignorancia y el error! ¡Ella nos da Libertad!

El Logos dijo: «Si conocen la Verdad, les hará libres.

La ignorancia es la esclavitud. El conocimiento es la Libertad».

Buscando la Verdad, encontraremos sus semillas en nosotros mismos.

Cuando nos unamos con Ella, Ella nos tomará en la Conciencia Primordial."

Y los comentarios de Vladimir Antonov a este pasaje:

"Felipe discute el mecanismo del arrepentimiento e insiste en la necesidad de prestar mucha atención al trabajo intelectual.

El arrepentimiento es la purificación de uno mismo de los vicios. Y la base de todos nuestros vicios son estos dos:

1. La habilidad de causar intencionalmente sufrimiento a otros seres (por ejemplo, simplemente «afligiéndolos»); así nosotros manifestamos nuestro egoísmo, nuestro «yo», y también una falta de amor desarrollado en nosotros. Y con el «yo» hipertrofiado y sin amor desarrollado no podemos realmente acercarnos al Padre.

2. La ausencia de la orientación permanente de la atención al Padre, la ausencia de la aspiración a Él.

Respecto a esto hablemos de la fe. La fe como un simple «sí» a la pregunta «¿crees?» es muy poco. La verdadera fe es justamente una memoria permanente e inquebrantable sobre el Dios-Maestro Que me enseña todo el tiempo; es especialmente importante recordarlo en las situaciones extremas, las que también son Sus lecciones para mí. A tal nivel de la fe uno llega a través del trabajo intelectual grande y largo en interacción con Él.

Sólo gracias a tales esfuerzos de un guerrero espiritual, Dios se vuelve para él una Realidad Viviente, y no sólo un símbolo, una abstracción a la que «hay que» rendir culto. Así, la fe se convierte en el conocimiento de Él.

En el nivel más alto de su desarrollo, la fe se transforma —necesariamente a través de la etapa del conocimiento de Él— en el Amor apasionado, que exclusivamente puede asegurar tal acercamiento con Él el cual lleva a la entrada personal en Su Morada y la Unión con Él.

El trabajo penitencial no es simplemente enumerar en voz alta todos nuestros actos-pecados verdaderos e imaginarios. El trabajo penitencial es estudiarse a uno mismo, como un alma, y reformarse a uno mismo por medio de la introspección y auto-educación. Destaquemos que los «pecados» no son la cosa principal contra la que hay que luchar: éstos son solamente manifestaciones de las cualidades del alma llamadas los vicios. Así que hay que luchar contra los vicios, con la ayuda del hacha de la que Jesús y Felipe hablan. Y esta lucha puede ser desplegada a lo máximo sólo después de la realización de Dios como un Maestro Viviente.

El resultado del trabajo entero de la purificación y del desarrollo de uno mismo son el nacimiento y la maduración en los eones más altos. A medida que todo esto sucede, todo lo material, lo carnal se vuelve menos y menos significante y luego «se corta» completamente (a lo que Abraham aludió con su circuncisión).

Entonces se queda sólo Él."

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